marzo 26, 2012

Pase de abordar hacia otro tiempo.



Mucho se ha hablado de “la paradoja del abuelo” cuando se especula acerca de los viajes en el tiempo. Consiste, en breves palabras, en lo siguiente: una persona viaja en el tiempo –hacia el pasado— y mata a su abuelo. Como está previsto por la ley natural, desaparece enseguida, puesto que ni su padre ni él podrían haber sido concebidos si el abuelo estuvo muerto antes de procrear. Sin embargo, al desaparecer, desaparece también la posibilidad de que alguna vez haya viajado al pasado y haya asesinado a su abuelo, por lo que el pasado se reordena y él reaparece de inmediato, dispuesto a viajar al pasado una vez más. En otras palabras, el viajero queda envuelto en un bucle que lo lleva eternamente de la existencia a la no existencia y viceversa. Se convierte en una especie de gato de Schrödinger, vivo y muerto al mismo tiempo (explicación gráfica, click aquí). Esta paradoja, se dice, aparece por primera vez en El viajero imprudente, novela francesa del año 1943.



Fry, protagonista de Futurama, resuelve la paradoja de manera incestuosa y sorprendente en uno de los capítulos más memorables de la serie. Al asesinar a su abuelo (por equivocación) y no desaparecer, se convence de que ese señor no era realmente su abuelo y accede entonces a las invitaciones sexuales que le había estado asestando quien aparentemente era su abuela. Fruto de su relación sexual, aquella mujer queda embarazada de quien, a la postre, será el padre de Fry. Es entonces cuando se da cuenta de que el hombre al que asesinó, en efecto, nunca fue su abuelo, pero su viuda, sin embargo, siempre fue su abuela: él mismo es –siempre ha sido— su propio abuelo.

Todo esto me ha llevado a reflexionar sobre algunas consecuencias que tendría un eventualmente posible viaje a través del tiempo. Aquí algunas consideraciones.

1. No podremos viajar al pasado porque no podemos hacerlo ahora ni hemos podido antes.

La prueba más fehaciente de que nunca lograremos viajar al pasado es que no hay registro alguno de un viajero en el tiempo que nos haya visitado desde el futuro. Es así de simple, no podemos decir que quizás en el futuro sí podamos viajar en el tiempo porque eso implicaría que ya podríamos hacerlo desde hoy (con ayuda de un visitante del futuro) y que hubiéramos podido hacerlo desde siempre. El tiempo es un bloque al que llamamos, dependiendo de nuestro punto de vista, pasado, presente o futuro.

[A mí en lo personal me gustaría viajar al subjuntivo en lugar de ir al pasado, pero esa es una consideración que no debe trascender mi diario personal, así que hasta aquí la dejo.]

2. ¿Por qué preferiríamos viajar hacia el pasado?

Estoy dando por sentado que a la mayoría de la gente le interesaría más viajar hacia el pasado que hacia el futuro. Esto es porque todos sabemos bien lo que es viajar hacia el futuro: la vida no es sino un largo viaje en el tiempo hacia el futuro, a una velocidad de un segundo por segundo, como leí alguna vez en un tweet.



3. La ilusión óptica de Supermán.

En efecto, para viajar al pasado se tendría que viajar en sentido contrario y más rápidamente que la luz, la constante más importante de la ecuación entre tiempo, espacio y velocidad. ¿Por qué la luz es la más importante? Porque el tiempo es la medición del movimiento de la luz; el espacio es la condición de posibilidad de ese movimiento y la velocidad no es sino una relación básica entre tiempo y espacio. Este viaje, sin embargo, nos llevaría a algún sitio (geográficamente) distinto al que estamos, a menos que decidiéramos movernos en círculos, como Supermán cuando dio vueltas a la Tierra para hacerla girar en reversa. Es prudente decir aquí, tangencialmente, que Supermán quizás no hizo girar la Tierra al revés, sino que sólo hizo que pareciera que eso sucedía, gracias al contraste con un cuerpo que logró viajar más rápido que la imagen de la Tierra girando correctamente. En fin, a todo esto tendríamos que saber antes cuál es la dirección opuesta a la que lleva la luz. Yo, personalmente, no tengo maldita idea.



4. Si no sabemos cuál es la dirección opuesta a la que lleva la luz al viajar, el viaje tendría que hacerse hacia el futuro, pero eso también es complicado.

El tiempo que nos llevaría un viaje hacia delante (del tiempo), digamos, un día, es decir, que viajáramos a un futuro que está 24 horas delante de nosotros, dependería de la cantidad de velocidad con la que lográramos exceder la velocidad de la luz. Por ejemplo, si llegamos a viajar a una velocidad de 300 001 kilómetros por segundo (un kilómetro por segundo más rápido que la luz), tardaríamos millones de segundos en adelantarnos a la luz una hora. Si llegáramos a duplicar la velocidad de la luz (lo que impl1icaría una dieta rigurosísima que nos dejara con una masa corporal que equivaliera a la mitad de la que tiene un fotón), tardaríamos media hora en viajar una hora al futuro. Y yo no sé a ustedes, pero me parece demasiado esfuerzo para tan poca recompensa. Sobre todo lo que respecta a la dieta.



5. Aeropuerto de salida y aeropuerto de llegada.

En fin. Imaginemos que todo esto es posible y que sí, algún día se logra viajar al futuro en una máquina que no necesita avanzar como el Delorean de Back to the future, una máquina tan estúpida y fea como las bicicletas de gimnasio. ¿Qué pasaría sí viajamos doce horas al pasado? Pasaría que apareceríamos en China. Y si viajamos sin movernos con destino a seis meses en el pasado, probablemente apareceríamos a la mitad del espacio, porque la Tierra ya estaría al otro lado de su órbita.

[Lo propio será terminar esta disertación en texto alto con una oración en presente]

Me siento muy desilusionado y aquí, ahora, se me terminan las ganas de seguir pensando en esto (pero les dejo a Hipster J. Fox)